jueves, 13 de febrero de 2014

C'est la vie

"En la vida le pasaba igual, resulta tan empobrecedor -decía- atenerse de forma rígida a lo que se ha elegido, descartando cualquier posibilidad igualmente interesante, y sin embargo hay que contar con ello, nos pasamos la vida decidiendo, por mucho que nos agobie decidir, ésa es nuestra condena, la sed de infinitud chocando contra los barrotes de la jaula, suspiró, c'est la vie. [...] es muy injusto que la vida nos fuerce a tomar opciones excluyentes"
Lo raro es vivir, Carmen Martín Gaite

Hace un día tan bonito que ni me lo creo. Ni siquiera hace frío. He saltado de la cama y al abrir la puerta, casi con los ojos cerrados, me he chocado con un cartel muy grande con letras y globos de colores. Me ha dado la risa y me quedado un rato sentada en el primer peldaño de la escalera. No había nadie en casa y mi carcajada ha recorrido el pasillo de punta a punta. Por un momento se ha calmado el huracán que tengo metido en el estómago. "Sed de infinitud contra los barrotes de la jaula", no había una cita mejor. La he encontrado en la bandeja de entrada del correo. Encima de la mesa de la cocina había dos periódicos y una nota. Qué rara es la vida, pero qué alegría que haya gente que te cuide, aunque sea sólo a ratos. Me he prometido no olvidarme de pedir un deseo cuando sople las velas. No sé cuál todavía, tengo todo el día para pensarlo. Hasta en esto hay que elegir. Ayer me dormí leyendo "mans més petites que la pluja" y pensé que hoy inevitablemente llovería, pero hace sol, un sol gigante que deshace el frío. Y casi ni me lo creo. Quizás sea el día ideal para bajar al mar y hacer volar la cometa.  

jueves, 6 de febrero de 2014

como si nada

Todavía no sé de dónde saqué las fuerzas, después de todo, para levantar la cabeza y hablarle como si nada. Como si no hubiese pasado nada. Era abril pero no fue bonito. O quizás sí, seguro que algo de estético tenían todos aquellos morados floreciendo como primaveras en las entrañas, la rabia convertida en flor carnívora para devorarlo todo. No sé, va pasando el tiempo y hay cosas que no se marchan. Las quieres echar pero están ahí, dentro de ti. Aunque las llores dejan su poso, cicatrices que no se borran ni frotando con lejía. Después de la peli del otro día me quedé pensando si el dolor es una opción, si se puede elegir sentirlo. Es tan abstracto y a la vez tan material... A veces piensas que se ha ido y cuando menos te lo esperas vuelve a por ti, puñales oxidados clavándose en la conciencia. Y por un segundo te quedas inmóvil, sin saber qué hacer, si elegir sentirlo o levantar la cabeza y hacer como si nada. Hablar, caminar, sonreír. Concentrarte en el rojo-sangre que también es rojo-cereza y seguir pa'lante. Como si no hubiese pasado nada. Como si hubiese pasado todo. Al fin y al cabo, volverá a llegar abril y quién sabe si esta vez va a ser bonito.   

miércoles, 5 de febrero de 2014

Qui sembra misèria recull la ràbia.

mafalda-dignidad big

"Estoy cabreada", decía aquella mujer que llamó a la radio. Tan cabreada como nos hemos sentido todos después de recibir la carta del Ministerio anunciando que a papá le suben la pensión 75 céntimos. 0'75 € escrito en un folio de 80 gramos con tinta a todo color, hay que joderse. También llegó otro sobre de la Generalitat, notificando que la abuela tiene derecho a cobrar la ayuda por la Ley de Dependencia. Manda cojones, dos años recibiendo la misma carta y sin ver un duro. Se toman la molestia de comunicarlo, eso sí, "tiene derecho a" pero de qué diablos servirá tanto derecho si jamás llega el dinero. "Si no me lo quieren dar, que no me lo den", decía la mujer de la radio. Lo que indigna es esto, esta maldita carta (tinta y papel de primera calidad) cuyos gastos de envío ya sobrepasan los míseros 75 céntimos que, haciendo un gran esfuerzo, te regalan. Te conceden los derechos y al mismo tiempo te los niegan. Con toda su pachorra y una dosis extra de sarcasmo metida dentro de un sobre. Ya ni hablemos de la nueva Ley de Protección de la Vida del Concebido ni de la Ley de Seguridad Ciudadana. Dime si no entran ganas de partirles la cara, de salir a la calle y reventarlo todo.  Pero no lo digas muy alto, mantén las formas; que, encima, si les tocas el orgullo, hasta el segurata del Mercadona podrá detenerte con cualquier pretexto inventado en la puerta del súper. Ese súper, ese maldito supermercado donde has estado invirtiendo los últimos años, ignorando que el señor Juan Roig dedicaba sus beneficios a alimentar la caja B del Partido Popular. Así que sí, para más sorna, todos hemos contribuido a que esta panda de capullos llegue hasta aquí. Que no llueve, que no. Que se nos mean. No sabe cómo la entiendo, señora. Yo también estoy cabreada. Y "cabreo" es una forma sutil de definir tanta rabia. RABIA. RABIA. RABIA.