martes, 17 de febrero de 2015

siempre, o casi

Ahora que ya habías aprendido a creer con fe ciega en la capacidad de la sangre para encontrar caminos -la sang sempre troba camins per alimentar les venes-, se para el corazón. Y oyes palabras por todas partes, palabras que te entran por los oídos y llegan hasta el cerebro. Las oyes pero no sabes hasta qué punto las comprendes, hasta qué punto entiendes qué significa muerte más allá de su sentido semántico. La sangre casi siempre encuentra caminos, casi. Y es cuestión de minutos que cuando se taponan todos los atajos llegue una mano salvavidas capaz de abrir una diminuta zanja que evite la nada. Cinco minutos más y nada. Nada. La nada, que debe de ser un sinónimo bastante preciso de muerte.