Había caminado tanto por todas aquellas calles que llegó a sentirlas extensiones de las venas. Las había recorrido huyendo del invierno que le crecía por dentro, dejando que los pies siguiesen las aceras con sol o buscasen las cornisas más anchas cuando llovía. Se hacía de noche pronto y hacía frío, mucho frío, pero no le importaba. Llevaba chaqueta y zapatos verdes y se paraba bajo las farolas porque le parecían jodidamente bonitas. Más tarde descubrió que las miraba más por necesidad de luz que de belleza; porque estaba perdida, tan perdida que gastaba todas las horas del día en recorrer sin parar venas que no eran suyas.
viernes, 20 de marzo de 2015
deriva
Había caminado tanto por todas aquellas calles que llegó a sentirlas extensiones de las venas. Las había recorrido huyendo del invierno que le crecía por dentro, dejando que los pies siguiesen las aceras con sol o buscasen las cornisas más anchas cuando llovía. Se hacía de noche pronto y hacía frío, mucho frío, pero no le importaba. Llevaba chaqueta y zapatos verdes y se paraba bajo las farolas porque le parecían jodidamente bonitas. Más tarde descubrió que las miraba más por necesidad de luz que de belleza; porque estaba perdida, tan perdida que gastaba todas las horas del día en recorrer sin parar venas que no eran suyas.
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