viernes, 20 de diciembre de 2013

i quedar lliure de tot

«(...) I penso entrar en la nit i quedar lliure 
de la nit. I penso entrar en la por i quedar lliure 
de la por. Entrar en tu i quedar lliure de tu. Faig 
veure que entenc el que no entenc i que desitjo 
el que en realitat no desitjo. Massa nit, 
massa por, massa tu. I quedar lliure de tot.»

Gemma Gorga, "Entrar en la nit" (El desordre de les mans)

Ha empezado a llover a media mañana. Ahora se acaban de encender las farolas y se me está mojando la libreta con las gotas que traspasan el toldo de la terraza. Me he quedado en stand-by intentando distinguir el ruido de las que caen sobre el asfalto y las que se deslizan sobre este paraguas gigante, se mezcla la lluvia con la canción que suena de fondo y se hace tan ingrávido todo que por un momento no tengo claro si existo. He enganchado en la solapa de la chaqueta el pin que me han regalado los niños: estimar no fa mal, como tampoco tendría que doler pensar o elegir o soñar, pero qué difícil es explicar que a veces la vida se empeña en correr por las venas con densidad de mercurio. Hay días en que uno se siente más imbécil de lo normal; y aun así hay que salir a la calle e ir a trabajar, y coger el tren y tomar el café en el bar y contestar a los qué tal de turno con un bien rancio y cortés que no dé lugar a sospechas. Vestirse de normalidad y hacer ver que la lluvia no traspasa la piel, abrocharse el abrigo hasta arriba, enredarse la bufanda en el cuello y guardar la inseguridad en el bolso, entre las mil y una cosas inútiles que se llevan siempre encima me olvidaré la cartera pero tendré un cascabel, me dejaré las llaves en todas partes pero no me faltará jamás el tapón suelto de un boli, la chapa de la cerveza que nos tomamos en Formentera. Se me encoge la letra mientras voy escribiendo y no para de llover. Si no se hubiese estropeado la letra "p" del teclado del móvil, te habría mandado un Plou lleno de ilusión. Meto la mano en el bolso y encuentro mi piedra, la agarro, fuerte, y le doy el último trago al café intentando convencerme de que no soy tan imbécil. Para disimular la torpeza he pensado que será mejor no abrir el paraguas y entrar en la lluvia. Entrar en el vértigo. Entrar en la vida. 

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