miércoles, 18 de septiembre de 2013

Segur que no

L'altre dia van preguntar-me si només sabia escriure coses tristes i em va sortir de les entranyes un no desesperat. No, no. No?

Y de inmediato, tras pronunciarlo No–, la duda y el vértigo me llenaron la boca de alquitrán. No, no. Que no se haga rutina el dolor, que no arrele como un quiste la pena. Yo también sabía escribir de ilusiones y de sueños y de sonrisas rojas como cerezas. Y empecé a rebuscar textos del tiempo de los deseos, de cuando me comía los vacíos con vocación de kamikaze sin necesidad de cartografías. Busqué por todos los cajones palabras-girasol para asegurarme de que sabía, de que yo también sabía escribir ilusiones y alegrías y labios con luz de faro. Pero las palabras llenas de polvo no sirven para desenquistar inviernos de acero. El único modo de gritar ese No tan sentido, de hacerlo real con su N y su O, es volver a conjugar el presente de los cometas, aquel jo somio un estel i somric mentre somio.

Així que torno a encendre la foguera de Sant Joan per cremar tots els malsons. I serro els barrots de les presons del desfici i somio. Un estel, un café, un far, un desig. Somio els seus ulls en un pis nou ple de llum. I m'omplo els pulmons respirant els somriures de l'àvia, les mans de l'amor, la brisa del mar i l'olor de tardor que desprèn el carrer quan es desfà la tempesta.  

1 comentario:

  1. Quién te pregunta si sólo sabes escribir cosas tristes no entiende la magia y efecto de la escritura para ordenarse por dentro. Para sacar los trapos sucios y dejarse vacía (para llenarse de cosas bonitas (de faros y mar o de lo que tu quieras).

    A mí lo que me preocuparía sería que no escribieras.

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